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En este primer conjunto de poemas, Carolina Cárdenas Jiménez, peregrina por esos registros del dolor humano con la entereza de que son capaces los jóvenes. Poco a poco, con lealtad a las sensaciones, sin maquillajes, edifica un territorio en el cual los seres habitan la desesperanza y la asumen con valentía. El poema purifica y también testimonio una estación de la vida donde la mejor sobrevivencia es la poesía.
